Filosofía de andar por casa, el perdón.

También el blog iba a ser una ayuda autoreflexiva,( me encantan las palabras con auto! me siento libre cuando digo algo con «auto» : D) al exteriorizar algo entiendo mejor el interior y pongo en orden lo que pienso, lo que opino y lo que deseo expresar, porque muchas veces me veo atropellada por mis propias premisas o deducciones, me gusta poner orden de vez en cuando…

No todo iba a ser sobre maternidad, tetas, porteo, enfados con la gente, con la sociedad y el universo colindante que es lo que me suele pasar, y como me dicen por aquí… eso te pasa por ser una adelantada a tu tiempo, primero que la gente te trata de loca, no te es más fácil ser conformista, pintarte las uñas, con encefalograma plano en la tele, y poco más? Cuando una tiene el cerebro a punto de ebullición como 28h de las 24h al día… eso sería para mi estar en coma….

Por poner mi mente en orden y entender mis sentimientos encontrados sobre que opino acerca del perdón, la disculpa o el arrepentimiento, y partiendo que estamos en una sociedad que «diviniza» el perdón y sabiendo «que gracias a dios soy atea»

En primera instancia hay que «desteologizar» el perdón, pero aunque sea atea, muchas de las bases de nuestra educación (que esta empezando a cambiar, bieeennnn) que nos ha ayudado a formar nuestro pensamiento propio, están asentadas sobre la religión, si si… es así…

-Miguelito! pídele perdón a Marta ahora mismo por tirarle el sacapunta de dos agujeros de metal en la cabeza.

y Miguelito con su media sonrisilla en la cara que dice TOOOOMAAA QUÉ PUNTERÍA!!, se aclara la voz y dice:

– Ejem… perdona Marta…

-Ala ya esta! arreglado!

-Pero…no es justo -dice la pobre niña con un chichón en la frente con el tamaño de un cuerno de alce

-Pero nada!, ya te ha pedido perdón.

Ninguna cantidad de disculpas o perdón soslaya la necesidad de consideraciones de justicia cuando son apropiadas.

Hay que aprender a separar entre el perdón, con propiciar una reconciliación y por lo tanto una relación que ya estaba preestablecida.

Las personas suspenden las hostilidades por todo tipo de razones que no tienen que ver con el perdón. Podrías dejarlas por un momento para tomar ventaja o para evadir una desventaja, o porque estás harto de la guerra y prefieres cierto estilo de vida. Nada de esto tiene que ver con el perdón.

En el caso super super sencillo que yo expongo, Marta espera una excusa, un tratado en el que se pacte que no va a volver a ocurrir, ahí empieza el sentido de lo que ella espera por «justicia» al igual que un chichón del mismo tamaño para Miguelito para equiparar el dolor causado por el dolor recibido, ella no tenía mas que una relación de compañeros clase sin ser de su circulo de amistades, no espera mas de un tratado. no retomar una amistad o un contacto que en ese momento no existe entre el gamberro de la clase y el grupito de «las listas».

La escalera del perdón tiene infinitos peldaños desde crímenes contra la humanidad hasta para pasar por un sitio lleno de gente.

Pedimos disculpas al pasar porque sabemos que esa acción va perturbar la estabilidad momentánea de esa persona que la puede incomodar ya sea física o psicológicamente,

Cuando decimos «perdona» en diálogo es porque nuestra idea es totalmente contraria a la que esa exponiendo la otra persona y quizá la va a molestar o exaltar…

El filosofo Guillermo Hoyos dice que el perdón ( que se acerca bastante a lo que yo pienso)

-«Es una virtud moral, relacionada con la política y lo jurídico, pero no son lo mismo. Hay un perdón político, amnistía, indulto y figuras semejantes, que puede articularse en perdón legal, rebaja de penas. Mientras el perdón como virtud moral exige una actitud sincera de querer perdonar y de saber ser perdonado, la virtud política reconoce públicamente la culpa. Por qué motivos lo haga es asunto de cada quien. La sociedad civil debe reconocer la sinceridad de la promesa si se le apuesta a la reconciliación, modo de vida para un futuro inmediato. De acuerdo con esto, es posible negociar el sentido y los alcances del perdón legal.»

Por qué el perdón lo consideran una virtud? bajo qué condiciones es una virtud, qué significa perdonar, las condiciones que deben cumplir ambas partes y cómo es que el perdón difiere de otros conceptos que son parte de la misma familia de ideas y con las que es fácil confundirlo, por ejemplo, justificación, indulgencia, misericordia, disculpa, etc.

Pienso en el perdón en un contexto interpersonal, una respuesta moral de una víctima hacia alguien que le hizo daño, y conlleva problemas de ira y rencor, de reconocimiento y respeto, de pruebas que demuestren que una persona en realidad está cambiando su forma de ser y, por lo tanto, ganándose el perdón… además de una gran cantidad de ideales morales que pretenden que las personas mantengan ciertos estándares morales y que al cambiar vivan dentro de dichos estándares preestablecidos por uno mismo si quiere estar dentro de tu círculo.

Cuando tienes el sentido de lo que tu esperas por tu justicia, podrás perdonar, no todas las veces equiparas lo servido por lo comido , si no en un bienestar interno que te ayuda a decirte a ti mismo que tu justicia queda saldada, no demuestras que eres mejor persona perdonando, o por la otra parte el reconocimiento del daño y la asumir la carga del daño causado a nuestro ser en unos determinados momentos de nuestra vida, es directamente proporcional a cómo de lleno esté tu vaso de la justicia, ya sea penal, moral, ética o de cualquier clase, creo que la justificación logra atenuar el resentimiento y la ira. Si se requiere o no desechar la ira, es algo que cada uno tiene que descifrar lo que es apropiado con las necesidades de uno mismo.

Por eso hay cosas que no puedo perdonar, porque mi sentido de la justicia, moral, legal o ética, no han sido satisfechos.

«Inscribe los agravios en el polvo, las palabras de bien inscríbelas en el mármol.»

Benjamin Franklin»

«Enseñemos a perdonar; pero enseñemos también a no ofender. Sería más eficiente.»
Jose ingenieros

«Perdona siempre a tu enemigo. No hay nada que le enfurezca más.»
Oscar Wilde

Cuando las mujeres de tu alrededor se convierten en tu doula.

Bueno!!! Hacia meses que no me salía una sola palabra, entre otras muchas cosass y por razones muy muy variopintas ….

Hacía ya casi casi 2 años que quería escribir esto.

Dentro de unas semanas es el 2 cumpleaños de mi hija mediana Lucía a la cual parí en casa y nunca he redactado el parto.

Hoy hablo embarazada de nuevo de 27 semanas esperando ver al otro lado de la piel a un niño.

Todos los partos son diferentes y más cuando decides romper con todo y hacer aquello que quieres y que confías.

Para parir en casa no sólo has de enfrentarte a miedos internos que te infundan desde fuera, más los que traes impregnados en tu piel después de que nos hayan considerado parturientas y humanas inútiles…

Si no a las miradas y la desaprobación de más del 90% de personas que te rodean y se santiguan deseando que no mueras en el parto, aix la hippie loca… donde una muerte en casa pasa por tu culpa y serás recordada con la imprudencia cometida a ojos de un mundo ciego y enfermo, pero si falleces en un hospital eres mera estadística ese 1%, ese avión al que te montaste y se estrelló. no suele pasar… pero para qué te montaste ¿verdad?

con lo bien que se está en un hospital y que para eso pagamos, allí donde es una ruleta rusa literalmente, girando una pistola a toda velocidad deseando que ese profesional sanitario intervencionista y poco respetuoso no te toque, no te diga nada, te respete, no te coaccione, te trate como una adulta responsable y apta para tomar decisiones sobre su propio cuerpo y su hijo…

Deseando que el sitio donde te toque parir no provoque un rechazo incómodo lo más alejado de un lugar cálido y relajado lejos de la parafernalia hospitalaria, útil muchas veces, inútil y mal usado muchas otras…

Ese lugar en el cual vas a recibir a tu hijo, pasa una vez en tu vida, no vuelve, no se repite, se va, y te marca de por vida…

Yo, no quería eso, yo quería otra cosa para mi, para mi hija, para mi familia.

Cuando empieza la andadura de querer parir en casa lo primero que quieres es buscar aliados, el padre, la familia (que se llevan las manos a la cabeza), los amigos.

Quieres encontrar gente que te acompañe.

Hay un instinto que te dice quien te puede acompañar tu parto, aún no sabiendo como va a reaccionar o a comportarse,

Nunca busqué una doula, no quería que una persona extraña estuviera en mi parto, en mi casa, todo lo que quería era que me dejaran en paz, que no me hablaran que no me tocaran que escucharan, que me cuidaran de esa manera, eso es lo que yo elegí de manera voluntaria para mi parto.

Sin embargo me di cuenta que tenía una doula a mi lado. era mi hermana, mi hermana de sangre, estuvo, pero no estuvo, como esa matrona que hace calceta, como ese gato que vigila desde la prudencia, sin hablar, con las palabras adecuadas, ofreciendo y ofreciéndose ella y su cuerpo en los momento que tocaban, dejando fluir todo tal y como debía ser en el momento que debía ser.

Dejando espacio y estando disponible en cualquier momento, recibiendo contigo el nacimiento de me mi hija y su sobrina sangre de su sangre, donde se unieron unos lazos irrompibles para siempre y donde no solo en el parto si no en el post parto estuvo acompañándome y ayudándome a todos los niveles.

Volvería a  elegir a mi doula, volvería a elegir a mi hermana.

Os deseo a todos una doula igual, que no la esperas, pero que está ahí.